Tu instituto a juicio

A la hora de analizar el proyecto educativo de un instituto que me atrayese de algún modo, no he podido pensar en otro que en el Nuñez de Arce. Allí fue donde estudié la ESO y bachillerato, así que ya que fueron ellos los que me puntuaron a mí durante ocho años, creo que este puede ser un buen momento para girar las tornas y que los analice yo a ellos. En esta entrada quiero revisar el Proyecto Educativo del centro comparándolo con el Reglamento de Régimen Interno para luego comentar lo que se propone en ambos documentos uniéndolo con mi experiencia personal.



En primer lugar, si nos fijamos en el Proyecto Educativo, vemos como los primeros valores educativos destacados son la libertad, la igualdad y la solidaridad. Esto entra en concordancia con lo que aparece como primera norma general de convivencia y en el primer apartado de los derechos de los alumnos en el Reglamento de Régimen Interno. Me ha gustado leer el objetivo final del centro:

12-Como objetivo final buscamos un tipo de alumno que, tomando conciencia de sí mismo como sujeto activo en el mundo, lúcido y atento a su entorno, consciente de sus propias capacidades y limitaciones impuestas por las circunstancias, pero bierto a las posibilidades de transformación de la realidad como persona libre y responsable y con sentido crítico contribuye a desarrollar en él mismo y en los demás actitudes y hábitos característicos propios de una sociedad democrática y justa. 

Y nada, así es como podemos describirnos, al menos en teoría, todos los alumnos que hayamos estudiado en el Nuñez de Arce. Qué subidón, ¿no? Pero bueno, pero para conseguir esto, habrá que tener un Reglamento de Régimen Interno que funcione bien. 

Para hablar de este documento, me he fijado principalmente en las normas generales, así como en los derechos y deberes del profesorado y el alumnado. ¡Y vaya reglamento! No sé si es que estoy condicionada por mi paso por allí, pero solo lo he podido leer con voz de enfadada. Igual es culpa de nuestro querido secretario, que parecía sabérselo de memoria y nos lo recitaba de vez en cuando bastante cabreado. 

Siempre me pareció que las reglas eran bastante estrictas, por ejemplo con lo que respecta a no poder beber agua en clase; pero es verdad que quizás si las reglas no fuesen tan duras luego no podrían salir alumnos tan perfectos como se estipula en el objetivo final. Todo esto dejando a un lado que las actividades extraescolares eran prácticamente inexistentes, y las pocas que había hacían que perdieses horas de trabajo prácticamente imposibles de recuperar. ¡Vaya velocidad llevaban los profesores a la hora de impartir el temario! Eso sí que era una locura. Recuerdo cómo todos los conocimientos entraban en mi cabeza mientras el instituto extraía toda mi vida social. Qué tiempos aquellos, ¿verdad? 

Para acabar, me gustaría hacer una reflexión final sobre uno de los puntos que más me han sorprendido (en clave de humor, no hay que enfadarse). Estoy hablando del Artículo 48 en la Sección 2, Deberes de los alumnos:

Artículo 48.- El uso de modos de hablar y de actuar o formas de vestir deben ser acordes con la función educativa del Centro y con las normas sociales del buen gusto

Así que ya sabeis. En el Nuñez de Arce aceptan y ayudan a todo tipo de alumnos independientemente de su etnia o religión. Todos ellos serán tratados con igualdad y tendrán el mismo número de oportunidades. Eso sí, los que lleven sandalias con calcetines, por favor abstenerse. 






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